lunes, 30 de marzo de 2020

VOLVER, VOLVER

Buenos días.
Iniciando día 18 a salvo en casa.
Me he dado cuenta de que cambiando el "encerrados en casa" por el "a salvo en casa" me ayuda a poner perspectiva. Y qué importante es la perspectiva sobre todo en momentos como este.

El sábado asistí junto con otras mujeres preciosas a una sesión virtual con Míriam Díaz de "Inspira Movimiento". No os daré detalles pero solo decir que fue una experiencia brutal. Cómo se puede llegar a conectar con otras personas a pesar de estar cada una un una punta. Sentí literalmente el abrazo. Ese que necesitaba como respirar.

La cuestión es que me di cuenta de algunas cosas. Sin ser consciente, estaba llevando esta situación como yo creía que se esperaba de mí. Por todas partes te llegan "inputs" de: "No te quejes eres privilegiada", "No pierdas la sonrisa", "Nadie se muere por estar en casa con todas las comodidades", "Peor sería....". Un bombardeo constante. Las redes y chats echan humo y me he súper expuesto. Intoxicada por exceso de asomo a la ventanita virtual.  He entornado la ventana y me asomo mucho menos.

Y es cierto, me siento privilegiada por poder estar en mi casa con todas las comodidades y una terraza más que aceptable, estamos sanos, soy optimista, la actitud es importante al igual que el foco y peor sería estar en un hospital cosa que ya conozco demasiado bien. Soy muy muy consciente de todo esto.
Pero no nos equivoquemos. Como seres humanos que somos tenemos derecho a sentirnos agobiados en algún momento, a echar de menos nuestras rutinas, los abrazos o a hablar cara a cara sintiendo el cariño cerca. O sentirnos de 30 maneras diferentes en un solo día. Dragon Khan emocional. O simplemente sentirnos mal y ya. Porque sí. Punto. De vez en cuando es necesario un "reset".
Lo que quiero decir es que ser optimista o positiva no quiere decir que no puedas tener momentos grises, desagradables o pensamientos negativos, sino que a pesar de ellos, sigas sin olvidar todo lo bueno que tienes. Perspectiva. Había olvidado lo bien que sienta de vez en cuando un: "Hoy siento que mi vida es una mierda y no me voy  a esforzar en sentir lo contrario. Ya si eso mañana me vuelvo a poner con ello". Se llama descansar señor@s, descansar.

Pues llegué a presionarme tanto por parecer serena, valiente y fuerte de cara a los demás que me perdí por el camino porque, "¿Qué va a pensar Fulanito o Menganita si digo que hoy estoy con el ánimo por los suelos? Ell@s son tan fuertes...qué bien lo llevan todo. Y no tenía ganas de oír aquello de:
" Venga, si tienes mucha suerte..." ¡Que ya lo sé, coño!" ¿Por qué nos cuesta tanto validar a los demás cuando se sienten mal?

Y sin darme cuenta de había obviado lo realmente peor... "¿Qué voy a pensar de mí misma si me dejo caer?"
 Me sentía desanimada y entonces me sentía culpable por sentirme mal porque hay gente que está mucho peor. Con lo cual me sentía débil, cosa que a veces no soporto y aún menos que me vean como tal. Tantas veces oí en mi vida (o quizás no tantas pero se me clavaron tan hondo...): "Es que claro, tú eres débil" o "Eres una pupas"... Total, que se me hizo un "sapo" -como yo lo llamo- en el pecho, gordo y feo. Ese ni con 100 besos se convertía en Hugh Jackman (abajo los Príncipes azules).Y encima es cuando más me cuesta pedir ayuda y decir: "Necesito hablar". Pero lo hice. Tenía una "paja mental" (perdón por la expresión pero me parece de lo más descriptiva) de la que no conseguía salir.

Qué importante es que te escuchen, que te validen lo que sientes. Simplemente hacer sentir que lo que se siente está bien, sin intentar convencer. ESCUCHAR SIN JUZGAR. (Valga también para uno mismo...escuchar-te sin juzgar-te). Al final, esto (y casi todo en realidad) va de aceptar y aceptar-te.

Y ayer fui consciente. Me había ido de mí. Había vuelto a ser la que pedía perdón por todo, que está para todos aunque necesite estar para ella. La que se juzga. La que tiene que ser aceptada, gustar y actuar según lo "correcto" o bien visto.
Y claro que estoy y estaré siempre para los que quiero y más aún cuando me necesiten. No me importa compartir mi energía con ell@s. Pero sin olvidar a alguien. A mí. Quizás algún@s puedan pensar que  es egoísmo. Yo lo veo más como autoestima y autocuidado. Escoger dónde, en y con quien invierto mi energía. Y en qué momento.

Y si alguien piensa que soy débil (incluida yo) es que no me conoce ni sabe o ha olvidado los caminos que he recorrido para llegar a donde estoy. Es un pensamiento, no mi realidad.

¿Volveré a perderme?¡ Seguro! Pero ahora sé encontrar mi camino de baldosas amarillas. Y es que no hay nada como el HOGAR. Volver  a ti.

Ilustración de DOMMCOBB
https://www.dommcobb.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario