martes, 19 de mayo de 2020

Y DECIDÍ PINTARME LAS CICATRICES...

 
Y decidí pintarme las cicatrices de dorado en el alma y en la piel, como en el arte japonés del Kintsugi.  En la piel literalmente. Porque aunque mi Crohn forma parte de mí desde hace más de 23 años, yo no soy mi enfermedad y todo lo que conlleva. Eso me costó entenderlo. Yo no soy él (mi Crohn) pero descubrí hace relativamente poco que me hizo más fuerte y me enseñó a empezar a amar lo que soy aunque a veces se me olvide.
Soy la que siente las emociones en volumen alto, a veces demasiado, para bien y para mal, la que observa atenta a su alrededor sobre todo en la naturaleza, hacia adentro y a los demás. La que se fija en los detalles y en los ojos y las manos de las personas. La que adora los abrazos, la que respira hondo para encontrar la calma cuando dentro tiene tormentas y a veces se ahoga entre las olas. La apasionada de los libros y la lectura y quien aprendió que el mejor momento es "Aquí y ahora". La "escopeta sin seguro" que salta y se cabrea y está aprendiendo a ralentizar la reacción.
La que se ríe de su sombra aunque a veces le cueste o no lo consiga; la que ama compartir risas, sonrisas, lágrimas y confidencias con los que más quiere aunque siga dándole apuro llorar con alguien. La que aprendió a hacerle "peinetas" al miedo y decirle: "Calla y siéntate que yo conduzco" temblando y sin acabar de creérselo. Aquella que desenterró su esencia y empieza a dejarse ver un poco más. La que aspira a VIVIR, en mayúsculas y a COMPARTIR momentos, abrazos, miradas, risas y todo lo que haga falta. Y todo eso queriendo y queriéndoSE, riendo y riéndoSE, cuidando y cuidándoSE.
En definitiva, soy quien soy. Esta soy yo a grandes rasgos. Dejé de ser "la niña del Crohn" para SER Mar, y ya. Que no es poco y no quiero olvidarlo.
A todos los que conducís con una EII de copiloto (o lo que sea) y a los que lo viven a nuestro lado, un abrazo, mucha fuerza y no os olvidéis de VIVIROS.
                                       
Gracias a Ariadna Carrascull de @nubedecarbon por hacerme unas fotos con tanto cariño y sensibilidad.


                                 
 

domingo, 17 de mayo de 2020

OBSERVAR O NO OBSERVAR...

Llevo un rato en la terraza. Llevo un día "raruno" -en realidad toda la semana está siendo algo convulsa emocionalmente hablando-. ¿Cuánto llevamos ya? Ni me acuerdo...Vale sí, nueve semanas...y parecen nueve meses. Lo siento, hoy esto se me hace largo. Pero a lo que iba. Como iba diciendo, llevo un rato en la terraza. Después de ver una peli romántica (craso error...qué lagrimones) y apoyar mi cabeza en el cuerpo de mi gato pequeño para oírlo respirar y escucharle el corazón, (sí, lo hago. Me relaja y se deja, así que...) he salido con la única intención de escuchar música de modo aleatorio (así que puede salir desde Imagine Dragons hasta Frank Sinatra pasando por ACDC) y contemplar mi alrededor...intentando buscar el modo "encefalograma plano". Según el consejo de "El método Catfulness" de hoy, cuando descansamos por completo, igual que cuando soñamos, afloran las verdades ocultas...o sea que aflora nuestro yo interior.
Como estoy en el ático se ven muy bien las nubes. He visto un caballito de mar, el "Destructor de tormentas" de Thor, a Fújur (el dragón volador de "La historia interminable") y luego el caballito de mar se ha convertido en un murciélago...lo juro. Uno de esos grandes australianos (creo) que son frugívoros (les llaman zorro volador). Mientras tanto ha venido un petirrojo a pasearse por las ramas del ficus benjamina, ha pasado volando una mariquita y me estoy dando cuenta que el jazmín por fin se está plagando de flores y huele... huele a verano, a paseos por la playa y mojito o clarita y risas y conversaciones profundas o superficiales en cenas con amigos. Aquí viene un suspiro laaargo y hondo.
También he visto al señor del edificio de enfrente, el que siempre le da vueltas a su terrado sin camiseta, con gorra y puro. Pero ahora está en su balcón. Sin camiseta ni gorra pero sí con puro...cortándose las uñas de los pies. En la terraza de al lado también oigo un cortaúñas. Debe ser día de "poda". La antena del otro edificio que tengo delante se mueve bastante....
Esta mañana me he levantado temprano para ir a caminar. Afortunadamente tengo un parque precioso y una montaña relativamente cerca. Ayer fue el primer día que fui. Primer día de ver verde en demasiado tiempo. He visto una tórtola y un mirlo conversando en una rama. Eso sí, guardando la distancia de seguridad y brevemente se han despedido. He podido observar el reflejo de algunos rayos de sol en el mar que se colaban entre las nubes, había rosas y flores de todos los colores...y he podido llegar a un rinconcito en el que hay dos eucaliptus impresionantes...No había casi nadie y me he permitido sacarme la goma de la mascarilla de una oreja y aspirar a fondo con los ojos cerrados...mmmm eucaliptus, tierra mojada (ayer llovió), naturaleza....casi lloro. Después se me ha ido la vista hacia otro árbol. Con algunos árboles me pasa lo que con algunos libros...me llaman. Me habría abrazado a él pero me ha podido la vergüenza...además justo a sus pies había una caca de perro (qué manera de romper el encanto de la escena).
De bajada he vuelto a ver el mar, con ese reflejo que tanto me gusta cuando está nublado, me he vuelto a emocionar y a pesar de toda la que está cayendo, he sentido que realmente la vida es un milagro. 
Y cuando observas tanto y conectas tanto, también conectas con tu interior y te observas por dentro (o no...eso va a gusto del consumidor).
Personalmente suelo hacerlo y últimamente con más intensidad. Hoy he visto rabia, pena, agradecimiento, frustración, incertidumbre, ansiedad, esperanza....todo a la vez, todo mezclado. Rabia, pena, incertidumbre, ansiedad por las ganas de que esto termine, por saber cuando voy a poder abrazar a las personas que tanto echo de menos y a quien tanto quiero, si las primeras veces que las pueda ver nos podremos acercar....mi manera de querer es así, tocando, sintiendo, expresándome... ansiedad por la necesidad de recuperar mi libertad en todos los sentidos, agradecimiento por poder pasar este trance en un buen lugar con los míos y estar sanos, esperanza porque en el fondo soy optimista y creo que acabará bien....y vuelta a empezar. Reír, llorar, cabrearse, faltarte el aire, observar, observarte, descubrirme esperando cosas de los demás que en realidad debo buscar en mí, buscando a mi yo de verdad....y así toda la semana. Y eso es lo que pasa cuando uno se pone a observar y/o a observarse.

Hoy la música "desconfinada" ha sido una canción de Los Aslándticos. El estribillo dice en un momento: "Y todo será como un sueño si al despertar te encuentro".... Pues eso...si al final de esta pesadilla encuentro a mis personas especiales y las puedo abrazar y hablar con ellas mirándonos a los ojos, o cogernos una mano o sonreírnos en directo aunque al principio sea con mascarilla y sonriendo con los ojos, habrá valido la pena la espera y todo lo observado.
Abrazo apretadísimo y besos con ruido.


viernes, 1 de mayo de 2020

AYER FUI "MALOTA"

"El método Catfulness" es un mini libro que te hace una pequeña propuesta o reflexión cada día durante siete semanas. Ayer la pregunta era : "¿Qué es correcto y qué es incorrecto? Según el pensamiento Zhen eso es un poste para atar burros y la verdad es que estoy bastante de acuerdo. De hecho, cada vez estoy más convencida de que no hay verdades absolutas, todo o casi todo es relativo en esta vida, y al final, cada uno juzga desde su propia historia. Evidentemente hay unos básicos personales, sociales, familiares, profesionales...pero si no haces daño a nadie y no es ilegal, no hay una sola manera de hacer las cosas. Una manera correcta como tal. Creo que hay demasiadas creencias y normas rígidas que nos acaban haciendo perder nuestra esencia, que sin darnos cuenta las tomamos como inamovibles..."Si hago o  no hago esto van a pensar, van a decir...", "Es que siempre se ha hecho así...", "Sé discreto, no destaques...", "Tú, ver, oír y callar..." y taaaantas otras. Pues bien. He llegado a la conclusión de que mientras uno esté en paz y en coherencia consigo mismo, lo correcto o incorrecto es su elección exceptuando algunas situaciones inevitables. Particularmente cada vez juzgo menos y da bastante paz, la verdad.

Pero bueno. Lo que os quería contar es bastante más banal, aunque está relacionado con eso de las creencias que uno hereda o que se impone a sí mismo. En mi caso, una de estas creencias es que un libro, si lo empiezas, no puedes dejarlo a medias. Me he tragado cada tocho....porque no se puede abandonar. A lo largo de mi vida lectora que ya hace unos 40 años que dura, lo he hecho poquísimas veces y fue nada más empezar y a las 10 páginas ver que eso no iba conmigo. Pero cuando se trata de un libro con buena crítica, que además teóricamente es un buen libro, para mí, dejarlo es algo grave.
Pues bien. Ayer lo hice. Después de 300 páginas (303 para ser exactos), decidí que no iba a dedicar más tiempo a leer una historia que no me hacía disfrutar, no me enganchaba. Hace poco que estoy aprendiendo a dedicar mi tiempo y energía a las cosas y a las personas que realmente quiero y me aportan aprendizaje, bienestar, motivación....Menudo ejercicio de flexibilidad hice conmigo misma.

Lo intenté durante seis semanas. De hecho, aproximadamente en la página 236 parecía que la historia empezaba a ponerse interesante. Es como cuando estás rozando el clímax, sí, sí, sí....y al final...al final no. Nothing, res de res, niente. La cosa se desinfla y te quedas con la decepción. Casi lo conseguí. Pero no amig@s. Cuando no tengo ganas de que llegue mi ratito de lectura o no cojo un libro en tres días y no lo echo de menos, es que no vamos a ninguna parte. Así que ayer decidí ser "malota". Yo, la niña buena que casi siempre hizo y hace "lo correcto", ¡decidí hacer algo temerario! Abandoné la historia a la mitad. Así, como lo oís. Lo pensé y juro que me puse nerviosa al hacerlo. Pero lo hice. Lo decidí a media mañana porque ayer cambié una de mis rutinas por aquello de no hacer las cosas como siempre (cosas del catfulness…). Había pensado en ponerme a leer después de comer en la terraza en vez de ver la tele. Y así lo hice. Pero, ¡Atención, letras luminosas! Empecé otro libro. Sí...¿A que doy miedo? Decisiones inmorales que toma una. Viviendo en el límite del bien y el mal. No me reconozco muajajaja (risa diabólica). Tengo que decir que dejé el punto de libro por donde iba por si acaso no resisto y me echo atrás. Pero lo conseguiré. De hecho, hoy tengo ganas de retomar el libro nuevo. Buena señal. He tomado el "mal camino" y me ha gustado. No hay vuelta atrás.

Y con todo esto, he llegado a una conclusión. Quizás ese defecto que tengo de empezar cosas y no acabarlas, no es tal defecto sino que simplemente, no me llena y no me dedico a ello. Tampoco voy a seguir fustigándome por lo que no acabo. O le pongo remedio o lo dejo atrás. Lo de dejar de juzgar también me lo aplico. Porque si en algo somos especialistas los humanos es en machacarnos por lo que hacemos, por lo que no hacemos, por lo que sentimos y decimos o lo que no....Mirad, yo creo que esto tiene que ser mucho más sencillo. Así que yo he empezado por "abandonar" un libro a medias. A lo mejor he abierto la veda de un mundo lleno de "incorrecciones" por descubrir...¿Quién sabe? Un día, hace tiempo, mi hijo me dijo enfadado :"Es que no quiero vivir haciendo siempre lo correcto!" (escribí un post al respecto). Y ahora pienso que había mucha sabiduría en esas palabras. ¿Recordáis la pregunta del principio? ¿Qué es correcto y qué es incorrecto? Cada uno tiene su propia respuesta y ésta puede cambiar con el paso del tiempo...Se llama evolucionar.
No sé quién lo escribió pero este texto me encanta:



Así que, vamos a "desmadrarnos", hacernos más caso, seguir nuestra intuición y vivir haciendo que nuestro cerebro y nuestro corazón se despeinen un poco más.
Besos ruidosos y abrazos largos y apretados.