domingo, 29 de diciembre de 2019

LO QUE SE VA, LO QUE SE QUEDA Y LO QUE VIENE

En dos días acaba el año...y vienen las frases de siempre: "Qué rápido pasa el tiempo", "Virgencita que me quede como estoy", "Este va a ser mi año". Haremos propósitos de año nuevo o no... Los dos últimos años incluso los he escrito y tengo que decir que este es el primero que cumplo o empiezo a cumplir alguno. Lo que nunca había hecho antes era hacer un balance del año que se va y ponerlo por escrito. Los tesoros que me llevo, lo que dejo atrás, lo que he aprendido y cómo enfoco el siguiente. Cuando empiezas a escribir y tomas consciencia de esas cosas te das cuenta  de que hay mucho que escribir.
El año empezó con un brote importante de Crohn con sus ingresos hospitalarios correspondientes. Eso fue un bofetón majo majo....para qué engañarnos! Y lloré, lloré mucho y me enfadé y me cagué (con perdón) en mi Crohn. Pero pude poner en práctica cosas que ya había empezado a aprender en 2018. La famosa gestión emocional. Y una de las cosas que he descubierto este año es que aquella búsqueda por ser capaz de mantener la calma y la serenidad delante de las dificultades, no es ni más ni menos que recibir lo que viene con sus emociones correspondientes pero sin pelearte con ellas. Al fin y al cabo no soy Buda ni aspiro a serlo. Lloré cuando lo necesité, reí cuando pude y le saqué el humor que pude cuando pude. Y a partir de aquel momento descubrí que aquella creencia que yo tenía de "yo no puedo hacer nada por mí" no tenía porqué ser una verdad escrita en piedra sagrada. Esa realidad no me la había cuestionado nunca, arraigada como la tenía por una educación tirando a victimista. Así que decidí trabajar en ello un poco más.
Estoy aprendiendo a meditar bien, le perdí el miedo a los síntomas de la Fatiga crónica, he empezado a escuchar a mi cuerpo y conectarlo con mis emociones, he empezado a trabajar la fuerza y la postura de mi cuerpo y evidentemente no lo he hecho sola. Me han ayudado y me ayudan personas fantásticas que saben lo que hacen.
Pero a parte de eso he dejado atrás un par o tres de lastres que me condicionaban mucho la vida. Afrontar cosas duras no es fácil pero normalmente llega a ser liberador cuando te arremangas y te pones a ello.
Y me llevo taaaantos tesoros!!!! Momentos de risas, diversión y confidencias, abrazos de los buenos, personas inesperadas o redescubiertas a la par que bonitas, cafés de risas hasta llorar y cafés con lágrimas y consuelo; viajes interrumpidos y viajes acabados, un pintalabios rojo...pero rojo, rojo. Me llevo mi compromiso conmigo misma, mirarme al espejo y sonreírme de verdad, empezar a hablarme y tratarme como lo hago con los que quiero. Me llevo entrar en mi primer túnel del terror, aprender a decir que no, "lemon pies" increíbles y camisetas de tirantes en el gimnasio (yo me entiendo y alguien más también).  He abrazado a mi niña interior miedosa y vergonzosa y he recuperado mi esencia curiosa y un tanto farandulera (lo que vendría siendo payasa). Me sigo llevando los momentos con mis chicos pero de manera mucho más consciente...y podría seguir. Al final sentirse plena es aquel momento "Aquí y ahora" viendo fuegos artificiales en la playa o ese paseo por la montaña respirando aquel olor a pino que te recuerda tus vacaciones de la infancia....lo sencillo o lo que a ti te haga sentir así. Y ya sabéis que he acabado celebrando mi "cumplecrohn".
Tengo propósitos de año nuevo, o ideas en las que trabajar. Por ejemplo, quiero aprender a bailar salsa (algún voluntario en la sala que me acompañe?), hacerme unas fotos guais, seguir yendo al gimnasio...etc tampoco os lo voy a explicar todo! hay que dejar hueco al misterio jijiji.
Y agradezco tantas personas bonitas e importantes en mi vida....mis chicos, mi psicóloga Mónica, Sandra Murga de "Vivir en Mayúsculas", Míriam de "Inspira Movimiento", mi entrenador Sergio, mis "Desaprofitades i Cuquis", mis "Perris Cuquis" (aquí todas somos cuquis, ya ves), mis "Sisters",mis teatrer@s , Jordi i Jaume de "Conscentia", Eva, Carol, mis tíos y mi madre...me dejo a alguien seguro. Perdón por si acaso.

Y sí, el tiempo pasa rápido pero si tomas consciencia de lo que vives parece que dura más. Y "Virgencita que me quede como estoy" pero, ¿Y si no me quedo como estoy y lo que viene es mejor?. Y "Este, va a ser siempre mi año" porque es el que voy a vivir y el que me va a traer más tesoros y más vida que vivir.

Así que, Feliz año, quedaros con vuestros tesoros del 2019 y que el 2020 os traiga muchos más tesoros, serendipias, risas, amig@s, abrazos y momentos conscientes.
Un abrazo apretado a tod@s.



Minions


jueves, 5 de diciembre de 2019

"CROHNTIGO" APRENDÍ

Hoy hace 23 años que me diagnosticaron Enfermedad de Crohn.
A pesar de los malos ratos y los momentos durísimos tanto físicos como emocionales que me ha traído y  me trae a veces mi Crohn, a pesar de la incertidumbre y el (de momento) inevitable miedo a que despierte cuando menos me lo espere, este año he decidido que a partir de ahora lo voy a celebrar.
Puede parecer absurdo, quizás lo sea....al final, no vemos la vida como creemos que es sino como somos. Todo es relativo.

He pensado/descubierto que una buena manera  de afrontar la situación es enfocarme en lo positivo aunque a veces me ganen los miedos o el desánimo. El Crohn se trajo a toda la parentela (miedo, cabreo, impotencia, rabia...) pero no sabía que yo, curiosa como soy en esencia, no pararía ( a veces sin yo misma saberlo) de buscar la manera de darle la vuelta.
Y sí, hoy pienso en cómo estaba hace 23 años...con dolores tremendos, vomitando lo poco que me entraba en el cuerpo, asustada y descolocada (y aún no sabía todo lo que me quedaba por pasar, que creedme, no fue poco ...).

Y hoy, mirando atrás, veo en quién me he convertido, a base de lloros, valentía, fuerza, bajones, familia, amigos, serendipias (que siguen cruzándose en mi camino) y risas...sí, mucho humor a pesar de todo (cuando conseguía cazarlo).






Así que hoy he empezado el día bailando "Celébrate" (clicad en el titulito y la escucháis), he seguido con mi entreno en el gimnasio (orgullosa de no dejarme vencer por las molestias y el avance lento), me he comido un lemon pie de postre con mi "amoret" y hasta he soplado las velas y voy a ver "La princesa prometida". Adoro esa peli.
Ayer brindé con unas amigas y este finde quemaré en una hoguera en un lugar precioso todo lo que quiero soltar. En fin, que a pesar de algunos recuerdos, me siento bien.
Porque "crohntigo" aprendí que la vida me encanta y tengo mucho que agradecer.

Así que ya estoy viendo la peli, y emulando a Westley, pienso en la vida y le digo: "Como desees". Y si es necesario, ya atravesaré el pantano de fuego, con sus arenas resplandecientes, sus erupciones de fuego y sus RAG (roedores de aspecto gigantesco).

Buttercup le dice a Westley :" No sobreviviremos", a lo que él le responde: " Tonterías, lo dices porque nadie lo ha logrado nunca". Y sí, os hago spoiler. Salen!

En serio,ved la película, o no.... "COMO DESEÉIS".





martes, 26 de noviembre de 2019

A LA MIERDA ENCAJAR

Últimamente me ha estado rondando mucho por la cabeza una pregunta...en realidad más de una.
Y son "¿Dónde encajo?¿Qué aporto?" Cuando trabajaba en el cole sentía que encajaba bastante. Disfrutaba con mis compañeros, me lo pasaba bien con los niños...pero sobre todo encajaba porque trabajaba. Como casi todo el mundo. Pero,¿qué pasa cuando estás en edad de trabajar pero las circunstancias hacen que tú no entres en ese parámetro? De repente empiezas a darte cuenta o mejor dicho, a pensar, que tú no aportas nada útil, que no encajas con lo que "debería" ser. Y esas son sensaciones que me han llegado a encender la mecha de mi ansiedad, que pasa largas temporadas dormida, pero la muy jodida últimamente tiene el sueño ligero y a la mínima se despierta. Y es que. señoras y señores, vivimos en un mundo en que si estás fuera de lo estándar, parece que no encajas, que eres la pieza discordante, que eres como una rémora (qué nombre tan feo). Oyes el típico comentario de "¡tú sí que vives bien!", frase que te sienta como una puñalada en el estómago porque tú lo que querrías es pertenecer al "rebaño", encontrarte bien, trabajar, formar parte de algo importante (defínanme importante)… En fin, ser como todo el mundo y quejarte de las mismas cosas. Tener una enfermedad crónica invisible (esa es otra), tener una sensibilidad acentuada, no trabajar, intentar aprender a quererte y ser coherente contigo.... no te hace precisamente del rebaño estándar.

Y con esos pensamientos estaba yo el sábado en la bañera (atentado sostenible, lo sé. En mi defensa diré que lo hago una o dos veces al año y que realmente lo necesitaba) hasta que llegué a una conclusión: " a la mierda encajar". ¿Por qué tengo que encajar? siempre con ese hábito inútil de intentar ser aceptada por lo que hago y no por lo que soy. Soy yo, Mar, tengo pecas, tengo Crohn, tengo Fatiga crónica y una cuantas cicatrices por fuera y por dentro que me han hecho (porque yo así lo decido) más fuerte y más bonita. Como en el arte del Kintsugi .Pienso mucho, algunos dirían que demasiado (incluso yo). Me gusta cuestionarme las cosas, la vida, a mí (y a menudo eso  me vuelve un poco loca). Estoy aprendiendo a meditar y a mirarme de verdad. Soy lo que soy, soy quien soy y no sé muy bien dónde encajo. No aporto rendimiento laboral pero eso no me convierte en una persona inútil. Lo aporté en su día y eso ya es una cajita en mi armario de aportaciones. Al fin y al cabo nuestras aportaciones no tienen que ser grandes y continuadas acciones.
 Aporto risas, sensibilidad, creatividad, a veces locura, cierta perspectiva, lágrimas de pena, de risa, de miedo, rabia y de emoción, abrazos (adoro abrazar y que me abracen) emociones gestionadas y a veces desbordadas, un hombro en el que llorar, una mano amiga o un par de oídos dispuestos a escuchar (aunque no lo parezca porque me encanta hablar si me siento cómoda, es una evidencia). También aporto un poco de caos y de no saber por dónde pillarme (preguntadle a mi santo marido, él os puede dar fe). También pongo lavadoras y alimento a los míos, gatos y peces incluidos y ya sé que parece poco poético pero es que la vida no suele ser poética aunque no por eso deja de ser bonita. Quizás soy una pieza de puzle de aquellas a las que le falta un trocito o tal vez soy la oveja negra que nunca me he atrevido a ser.
Quizás ha llegado el momento del resurgir de las ovejas negras...o grises o verdes o del color que decidan pintarse. En mi caso sería probablemente verde pistacho, como ese abrigo que me encanta pero no me atrevo a comprarme porque me da miedo que se me vea demasiado....
A la mierda encajar. "Black sheeps are coming".

Y de regalo, una canción de Aslándticos. "La forma de mirar"(clicad encima del título). Me encanta ,me ancla. Bailadla si podéis pero sobre todo escuchadla.

Al contrario que Calvin, siempre vuelvo a por otro libro...no tengo remedio.

Abrazo apretado...mínimo de seis segundos.


Calvin& Hobbes de Bill Watterson


viernes, 22 de noviembre de 2019

CUANDO SE TE ENREDAN LOS PIES

A veces tenemos temporadas más bajas de moral que otras y eso está bien. Quiero decir, que aunque no nos guste la sensación, no es necesario que nos forcemos a estar bien sea como sea. Eso no quiere decir que tengamos que engancharnos a esa sensación las 24 horas y revolcarnos en ella sino que a pesar de ella, aunque la llevemos cogida de la mano, podemos reírnos en un momento dado, regalarnos una ducha con velas y buena música o pegarnos cuatro bailes.
Yo llevo así unos días. Será el otoño, será mi ciclo menstrual o simplemente que a veces necesitamos recolocar pensamientos y emociones y necesitamos bajar las revoluciones. Ahora lo sé. Lo he aprendido.
Hoy me ha pasado algo que no me pasaba hace tiempo. Mi entrenador en el gimnasio me ha dado un poco más de caña (intentar reforzar este cuerpazo no es moco de pavo). Necesitaba saber hasta dónde podía llegar y en un momento después de un ejercicio que para cualquiera seria seguramente un esfuerzo razonable, he quedado tan exhausta que no era capaz de sostener la botella de agua y mucho menos abrirla. Me temblaban las manos y no podía desatarme las bambas y he vuelto a sentir una impotencia que hacía tiempo que no sentía. Quería llorar y me sentía muy frustrada.
A veces mi realidad me abofetea con pequeños detalles. Pero también me recuerda que a pesar de todas esas emociones desagradables (que no negativas), soy valiente, que siempre consigo levantarme cuando me caigo aunque me cueste y saco algún aprendizaje de ello. Sigo tocada (que no hundida. Soy como la insumergible Molly Brown), y está bien. No pasa nada. Estoy algo triste, ¿Y qué? El martes volveré y volveré a por todas porque en el fondo confío en mí y confío en el trabajo de mi entrenador, estoy en buenas manos. Hace poco que decidí que YO conduzco aunque a veces lleve de copiloto a sensaciones incómodas y  para qué engañarnos, antipáticas a morir, y con el camino que he recorrido hasta ahora no está en mis planes parar en este punto (aunque me tome mis descansos o a veces me pierda).
Así que aquí estoy, escribiendo porque es lo que me pide el cuerpo, la mente y el corazón. Porque a pesar de todo me siento agradecida de seguir encontrando la fuerza y la motivación para seguir adelante y de que la vida me ponga en el camino a las personas y las situaciones oportunas en cada momento.
A veces te peleas con la vida hasta que te das cuenta de que es casi mejor bailar y abrazarte con ella aunque el ritmo a veces se te escape y se te enreden los pies. Y es que a veces...un abrazo lo cura todo, ¡o por lo menos ayuda!


Calvin & Hobbes de Bill Watterson




miércoles, 19 de junio de 2019

MIEDO, TENGO MIEDO

El otro día un amigo me propuso hablar sobre los miedos que superamos y me pareció buena idea.
De hecho él y yo compartimos algún miedo. Hace un par de semanas superamos uno, o por lo menos lo miramos a la cara.

El miedo...ese gran compañero de vida. No lo llamaremos exactamente "amigo", ¿verdad?. Y es que es nuestro compañero porque en muchos momentos, si miramos a nuestro lado (y aunque no miremos también) ahí está, pegadito a nosotros con esa sonrisa de: "Hola, ¿Qué tal, pensabas que no estaría aquí?" Y es que el miedo, una de nuestras emociones básicas, es necesario para vivir. Sí, damas y caballeros. Es necesario. Molesto a menudo y necesario casi siempre. El miedo nos alerta, nos puede ayudar a evitar un daño, un peligro o incluso salvar la vida. Pero también nos puede paralizar cuando menos lo queremos. Entonces queremos deshacernos de él, ¡y ahí está el gran error!
El miedo no se puede desechar (ni se debe).

Es curioso pero últimamente me estoy dedicando a enfrentarme a algunos de mis miedos.
Nunca es tarde para aprender y saltar algunas vallas. La cuestión es que estoy aprendiendo que el miedo se enfrenta exponiéndote a él. No lo echas de tu lado. Le dices, con la misma sonrisa y mirada que él te dedica: "Hola ¿Qué tal, miedo? Ya sé que no te vas a ir pero sabes, voy a seguir con esto".
"Esto" puede ser, subirse a un puente teniendo vértigo (no muy alto, tampoco se trata de sufrir un infarto. Exposiciones y objetivos pequeño y alcanzables). ¿Verdad, Filomena? Este fue un logro hace dos semanas. Con las piernas flojas y, permitidme la expresión, el culillo apretado...¡pero lo hicimos!
Y qué sensación más fantástica tienes después...

A menudo estamos asustados de lo desconocido, de situaciones que no podemos controlar y nos montamos unas pelis que ni el mismo Spielberg, esperando lo peor de lo peor y luego resulta que no es ni la mitad de lo que nos habíamos imaginado. Ahí el miedo se lo pasa en grande a nuestra costa.

Mi hijo también tiene sus miedos y hace poco hice una  reflexión: "¿Con qué cara le digo yo a mi pollo que afronte sus miedos si yo no afronto los míos?" Así que en breve afronto uno de los temores que me reconcome en los últimos años...conducir. He puesto manos a la obra y me van a ayudar con el tema. Para quien le interese, el RACC tiene un programa de reciclaje para personas con amaxofobia (así se llama el miedo a conducir...y yo soy amaxofóbica perdida), y ya tengo fecha para empezar. Motivada (cagadita) y a por todas.

A ver, hay miedos con los que uno puede vivir, no necesitas enfrentarlos para seguir con tu vida. Por ejemplo, si te dan pánico las montañas rusas, puedes vivir con ello(por lo menos en mi caso). No hay necesidad de pasarlo mal. No condiciona tu vida. Pero cuando sientes que esa emoción te corta las alas....hay que hacer algo. Lo más difícil es levantar el pie para dar el primer paso. Pero la valentía se nos ha dado a todos, aunque a veces creamos o nos hayan hecho creer que no la tenemos. Atención!!!(señales luminosas) La valentía no es la ausencia de miedo sino ser capaz de hacer las cosas a pesar de él y su mirada y sonrisa socarronas. Mi psicóloga le explicaba a mi hijo que el miedo es como una tomatera. Cuanto más la riegas más crece y más tomates (más temores) tiene. ¿Alguien más en la sala con tomates de dos kilos en la tomatera?
Mejor reguémosla menos...yo creo que con unos cuantos "cherris" tenemos suficiente...

Calvin 
Calvin & Hobbes de Bill Waterson


miércoles, 5 de junio de 2019

CUANDO LA PREADOLESCENCIA LLEGA ASÍ, DE ESA MANERA...

Buenas a tod@s!

Pues sí amigos míos, sospecho que la preadolescencia ha entrado en este nuestro hogar y mucho me temo que ha llegado para quedarse....
De repente ves a tu hijo protestando de una manera que no es la de siempre.Y lo diferente no es que proteste, no...si algo caracteriza a mi querido heredero desde el principio de los tiempos es su capacidad de protestar absolutamente por TODO. Lo diferente es el tono, los gestos, las maneras...todo es aún más intenso si cabe. Hemos empezado un poco pronto pero qué le vamos a hacer.

Siempre había dicho que vivir con mi hijo es como vivir con el Dr. Jekyll. Nunca sabes si aparecerá este último o Mr. Hyde. Pasamos del niño lapa amoroso al interfecto que exige libertad (a lo William Wallace en "Brave heart"), o un móvil o un pantalón corto porque se muere de calor en pleno marzo.
Tengo en mi casa el volcán Kilauea repleto de Mentos a punto de la efervescencia fatal.
Necesito urgentemente darle la vuelta y aprender a gestionar esos momentos álgidos en que nuestras emociones nos secuestran sin contemplaciones. Para quien no lo sepa, en nuestro cerebro tenemos a  la amígdala.  Está diseñada con el fin de alertar a ciertas partes de nuestro cuerpo para que actúen ante un peligro inminente. Para ello, ralentiza o detiene otras funciones como por ejemplo el pensamiento racional, que podría interferir en nuestro mecanismo de lucha o huida ante un peligro. Total , que empuja al cuerpo directamente a la acción sin pensar. Esto, en los tiempos en que el hombre podía encontrarse con un dientes de sable estaba muy bien, o actualmente delante de un peligro real. El problema es que se activa con relativa facilidad...por lo menos en mi caso. Creo que reconoce a mi hijo preadolescente y contestatario como aquel dientes de sable y mi pensamiento racional se va literalmente al cuerno. Y creo que algo similar le pasa a él.....¿conclusión? Tercera guerra mundial en explosión. A veces consigo contar hasta 10 (esperando que mi pensamiento racional se vuelva a conectar) o beber un poco de agua.....pero en otros momentos, la mecha es corta y exploto más rápido de lo que quisiera con el consiguiente malestar posterior. Y es que, cuando la preadolescencia entra por la puerta, a menudo la paciencia salta por la ventana.

Cuando se le tuerce el gesto mi amígdala se pone en marcha. Me imagino en mi cabeza una sirena girando a todo trapo y una voz por megafonía diciendo: "Peligro inminente, peligro inminente". Yo intento respirar hondo pero cuando ha pasado media hora respirando hondo, algo debe fallar, hiperventilo y....BOOM. Lo reconozco Aún no he conseguido pasar de puntillas al lado de mi amígdala para que no se despierte. Pero es un reto que quiero conseguir.

Hoy he decidido que mi hijo no es solo ese William Wallace, ese Chuky o ese Mr. Hyde. No quiero verlo solo con la nueva etiqueta de "Atención, material explosivo". Como sea QUIERO encontrar el sentido del humor para llevar esta nueva etapa de la manera más digna y pedagógica posible para que aprendamos todos de ella y no solo sobrevivamos.

Evidentemente, ya me estoy leyendo algún libro al respecto. Para quien pueda interesar: "Tormenta cerebral" de Daniel J. Siegel, y tengo en cola "Quiéreme cuando menos lo merezca porque es cuando más lo necesito" de Jaume Funes y "30 manaments per tractar amb adolescents" de Juanjo Fernández Sola. Sin prisa pero sin pausa.

Ya sabéis que tengo la costumbre de buscar ideas en los libros.  Algo encontraré que nos sirva a nosotros como padres y podamos ayudarlo a él en ese huracán de cambios.
Pero sobre todo, QUIERO recordar que ante todo sigue siendo mi hijo, al que quiero como la trucha al mero,  aunque a ratos nos caigamos fatal.

Ilustración de Agustina Guerrero. La volátil.



martes, 28 de mayo de 2019

Un beso y una flor

Buenas a tod@s!!

Este viernes hará ya dos años que mi padre se fue, como diría @lavecinarubia (gran instagrammer), al arco iris de los padres.

Dos años parece mucho tiempo pero cuando de perder a alguien se trata, parecen dos meses.
Mi padre no era una persona especialmente comunicativa y mucho menos positiva, más bien lo contrario. Era cabezota, exigente, pesimista y muy miedoso y casi todo lo expresaba con cara de enfadado. Y es que llevaba una mochila considerable desde su infancia.

Él no encontró la manera de cambiar la perspectiva de las cosas que le habían pasado o le  pasaban. Creció sin que le permitieran expresar lo que sentía o necesitaba. A pesar de eso, los que lo conocíamos y queríamos, sabíamos que era una persona muy sensible aunque no supiera gestionar ni expresar sus emociones. Fue creativo en un entorno en el que la creatividad estaba mal vista y no pudo expresarla.

Dibujaba como los ángeles. Tenía curiosidad por las cosas hasta que la pena  y la autoexigencia exagerada ahogaron esa curiosidad. Adoraba la naturaleza y le gustaba escribir.
Recuerdo sus bromas cuando era pequeña y el orgullo por sus nietos. Recuerdo sus ojos azules (que solo heredó mi sobrina mayor) y sus silbidos. Recuerdo la música que ponía en el coche...aquella cinta de casette de Nino Bravo y las instrumentales de Paul Mauriat.

Cuando murió, llevábamos mucho tiempo insistiendo en todas las cosas que debía hacer y que no hacía, y nos enfadábamos con él, debido a la impotencia que nos causaba  ver cómo había tirado la toalla. Pero mi hijo me hizo recordar en un momento las cosas buenas. Las que había olvidado. Adoraba a su abuelo y fue una gran pérdida para él pero pudo hacer un buen duelo. Le escribió una carta con una foto de ellos dos jugando y se la dejó en el féretro;  quiso verlo y lo vio. Se despidió de él. En resumidas cuentas, hizo lo que necesitó hacer y mostró una madurez aplastante frente a la muerte que muchos adultos no tienen. Y lo más importante, como os comentaba, me recordó la parte genial que yo adoraba de él y que había olvidado.  Al fin y al cabo, soy quien soy en gran parte gracias a mi padre. Su creatividad, su sensibilidad, su amor por la naturaleza, las bromas...las cosas que no me gustaban tanto y que yo había aprendido e interiorizado he decidido trabajarlas, cambiar la perspectiva, quedarme con lo bueno.

Cuando estaba en urgencias en sus últimos momentos, pasó por el pasillo una mariposa. Una mariposa pequeña, marrón, discreta... Cada vez que veo una pienso en él y eso me parece precioso y me alegra. También los eucaliptus me lo recuerdan y los calamarcitos a la plancha (le encantaba comer). Aún hoy, cuando se me acerca alguien que lleva la misma colonia que él usaba se me hace un nudo en la garganta pero sonrío porque lo recuerdo.

Era mi padre, aquel que me subía a sus pies cuando era pequeña y tocaba la guitarra en mi barriga.
Y lo echo de menos aunque en los últimos años no sonriera mucho.

Un beso y una flor.



Calvin & Hobbes de Bill Waterson






sábado, 19 de enero de 2019

Pintando

Hace ya unos cuantos años empecé a hacer scrapbooking y otras manualidades que caían en mis manos. Necesitaba una vía de escape y esa fue mi "droga". Me vine arriba y me hice con cantidades ingentes de materiales variados, de utilidades diversas y que evidentemente me resultaban inevitablemente "súper necesarios" . Mi hijo los veía y los quería probar todos pero yo  era como la criatura Golum…"mi tesoro....mi tesoro" y le dejaba cosas muy contadas. Ahora hace un tiempo que me ha dado por otras cosas. De hecho estoy inmersa en pleno proceso de autoconocimiento (no sé si es la "crisis" de los 40 con un poco de retraso) y me he dado más a la lectura y otros menesteres de crecimiento personal. Así que le dije a mi pollito que un día le dejaría todos mis materiales para que creara lo que quisiera. Esta tarde me lo ha recordado y era el momento ideal, con lo cual hemos sacado lo que le ha llamado la atención y nos hemos puesto manos a la obra. No había excusa. Tenía que ensuciarme las manos sí o sí.
Cuando creamos juntos el mundo se detiene. Conectamos de una manera diferente, tranquila, serena y preciosa. Es el estado "encefalograma plano" que tanto me gusta y que tan pocas veces experimento. Él disfruta, me consulta, yo lo animo a que experimente, que pruebe y se exprese como desee. Al fin y al cabo no se le pueden poner puertas al campo y la creatividad es un gran campo que hay que cuidar.
Creo que él no es consciente pero también se relaja muchísimo y espero que algún día tenga en cuenta esta vía de escape para gestionar sus emociones.
Cuando hemos terminado, he sentido la necesidad de escribir. He conectado conmigo. Ha sido como una meditación fantástica.
Ojalá surjan muchos momentos así entre nosotros.
La creatividad es una gran medicina solo y en compañía y una gran herramienta para comunicarse. No importa el resultado sino lo que sientes durante el proceso.
¿Lo habéis probado alguna vez? No hace falta tener muchos materiales. Con papel y un boli ya puedes empezar. Si no sabéis por dónde empezar podéis visitar la web  de "havingfun". Cristina es una gran defensora de la creatividad y es fantástica.








Hasta pronto y disfrutad de la vida!