jueves, 13 de agosto de 2020

NUEVOS DESCUBRIMIENTOS

¡Hola de nuevo!

¿Cómo lleváis el verano? La verdad es que a mí esta estación me gusta aunque con algunos "peros".

Básicamente me sobra el sudor... Esa sensación de pelo y bigotillo mojados me repatea, para qué engañarnos. Me casé un 30 de julio y en el vídeo de la boda, durante la ceremonia, se me ve constantemente secándome la parte del bigote y el abanico a toda velocidad modo folklórica en la parte más dramática de una copla...todo glamour, oiga.

Hay a quien se le moja la blusa en la parte de los "alerones". A mí no. La mascarilla no ayuda nada en esta cuestión.

Pero voy al grano, que me lío. El martes cogí el metro por primera vez desde febrero. Tenía que ir a hacerme una analítica al hospital, al edificio general -al que tampoco había vuelto desde febrero- y decidí que era el momento de empezar a exponerme a ciertas cosas que me dan aún cierto respeto con todo el tema este de la pandemia, como por ejemplo los transportes públicos.

Descubrí varias cosas:

- Que puedes ir en metro sin tocar nada. Por lo menos si puedes sentarte. Las puertas ahora se abren solas sin necesidad de tocar el botón de apertura. Me senté cual abuelilla con los brazos cruzados encima del bolso y buscando un lugar donde pudiera ir más o menos separada del resto de usuarios. Aquello que hacía de apoyarme en la cinta de las escaleras mecánicas ni en broma. Seguía abrazada a mi bolso.

Sí, lo sé, parece paranoia pura pero en mi defensa diré que algunas personas ni se sentaban ni se agarraban a las barras. Como si pudieran levitar en los momentos de frenada. Ahí había experiencia, lo noté. Intuí fuertes cuádriceps anclando la pisada en equilibrio. Yo los utilicé para sentarme y levantarme del asiento sin apoyo manual ninguno. De algo tiene que servirme mi actual entrenamiento para rodillas en estado semi-crítico.

- Que la mascarilla no impide que detectes el olor a ausencia de desodorante...vamos, lo que vendría siendo la peste a sobaquete que algunas personas sufren, ignoran o gozan, ves a saber, hay gente para todo. A ver, mucho estampado, brilli brilli y diseño divino para las mascarillas pero....¿alguien se ha planteado aprovechar la situación para evitar olores desagradables? Ahí lo dejo.

- A esquivar gente por los pasillos del hospital como en una carrera de obstáculos. Ahí tengo un máster de cuando iba con el cochecito del niño. Adquieres una destreza sin igual y he comprobado que es como ir en bicicleta. No lo he olvidado. Qué recortes, qué requiebros, qué gracilidad de movimientos...

- Que el miedo te hace montarte pelis muy pero que muy dramáticas y no fue tan duro coger el transporte público, aunque confesaré que tampoco pienso abusar del tema....no me seduce la idea de volver a probar por ejemplo en una hora punta. Nunca me ha ido mucho el deporte de riesgo.

- A abrir las puertas de lugares públicos con algún papel o algo que tenga en la mano y luego frotármelas con el gel hidro alcohólico como si no hubiera un mañana. No creo que el botecito de la sustancia en cuestión vuelva a desaparecer de mi bolso nunca más.

Y hasta aquí mis aprendizajes y experiencias de ayer. Salí de casa por la mañana nerviosa y volví como quien viene de vencer un par de batallas. Esta pandemia nos está curtiendo...o no...porque yo sigo echando de menos los achuchones y los besos de pueblo en las mejillas con algunas personas. Eso no ha cambiado.

Abrazos apretados, besos de pueblo y mucho gel hidro alcohólico (Guiño).


Calvin & Hobbes de Bill Watterson
Calvin & Hobbes de Bill Watterson