martes, 10 de noviembre de 2020

ENSEÑANDO LA PATITA POR DEBAJO DE LA PUERTA

 A menudo me pregunto si mostrar abiertamente mi nuevo camino más espiritual, más allá de los que sé que piensan como yo. El miedo al juicio, al qué dirán o pensarán es algo que siempre me ha pesado y me ha influenciado mucho más de lo que estoy dispuesta a reconocer ( Tengo una reputación que mantener, ejem...). Siempre había creído en las energías, lo espiritual y lo místico e inexplicable, pero me dejé arrastrar por la parte más racional y admitida socialmente de que esas cosas eran paranoias y engaños. Al final todo es cuestión de perspectiva, equilibrio y de quién te lo explica. Total, que ahora estoy aprendiendo tarot evolutivo, he hecho y hago meditaciones con mantras y visualizaciones en las que he recibido mensajes y mi casa está llena de cuarzos. Es posible que los mensajes que he recibido vengan de mi yo más profundo y simplemente hayan salido al exterior de una manera adornada pero me gusta creer que también vienen de seres, energías o como quieras llamarles que están ahí aunque no los veamos. Se me ha despertado una curiosidad tremenda por la muerte y cómo ayudar y acompañar a las personas a morir “bien” y a las personas que se quedan. Creo que justamente mi sensibilidad con unas buenas herramientas pueden ser de ayuda para otros.

Transformar el dolor en fuerza y sabiduría…puede ser una misión. Y en belleza. Porque de los momentos oscuros también pueden salir cosas bellas si abrimos bien los ojos, la mente y el corazón (a toro pasado, porque no nos engañemos, cuando uno está en la mierda -con perdón- no se suele parar a buscar mariposas).

Siento que mi propósito va tomando forma y sentido. Poco a poco las piezas se van colocando.

¿Quién decide que algo es “normal” o “correcto” o una “locura”? Personalmente, veo la locura como una gran cualidad en el sentido de autenticidad. Esa “locura” que en realidad todos o casi todos envidiamos porque es aquello que en realidad nos encantaría atrevernos a hacer y por creencias, miedos, convenciones sociales o por querer encajar a toda costa no hacemos. Me gustan esos puzles en  que las piezas no son las habituales, no son estándares. Siempre me ha gustado lo original, lo que se sale de la “norma” porque en secreto lo envidiaba y no tenía valor para hacer. Rara vez me he atrevido. Lo he cortado muchas más veces de las que me he atrevido. Pero mira, ha llegado un momento en mi vida en el que las tijeras de cortar mis ganas y mi particularidad se han oxidado y ya no cortan bien y he decidido no arreglarlas. Así que sí, creo en vidas pasadas, creo en vivir en libertad y coherencia con uno mismo sin juzgar a los demás, creo que el amor es lo que mueve el mundo, me gusta el tarot como herramienta de autoconocimiento, me encanta encontrar sincronicidades , me gusta meditar y cuando las visualizaciones son intensas, me resulta atractiva la idea de que en otra vida fui “bruja” (léase bruja como mujer sabia que ayudaba a la comunidad y ayudaba a sanar), adoro tener conversaciones profundas sobre la importancia de vibrar alto y cosas profundas, místicas y/o difíciles de creer. Creo en la importancia de cuidar las emociones, el cuerpo, el alma, las relaciones bonitas y abrazar mucho cuando el cuerpo nos lo pide (que pase ya la pandemia por favor, que tengo mono de abrazar y recuperar todos los achuchones que no estoy dando. Preparaos amig@s...) y sí, cuando no me ven, también abrazo árboles. Y al mismo tiempo, me encanta comer bien, disfrutarlo y zamparme alguna "guarrería" que otra, reírme de lo más tonto, ir de compras, ver una serie de lo más superficial y un largo etcétera de cosas absolutamente terrenales y necesarias. Una cosa no está reñida con la otra.  Ya he comentado en alguna ocasión que no aspiro a ser Budha. Simplemente aspiro a ser YO misma. Libre, un punto "loquis"  (la cordura está sobrevalorada), curiosa, sensible, espiritual, mística a ratos, desbordada e impulsiva a otros, buscando siempre nuevos caminos que explorar y encontrando o reencontrando en ellos gente inesperada que no hace más que llenarme y convencerme de que el mundo, universo o como quieras llamarle, está lleno de cosas bonitas por venir (y duras, porque una cree en los unicornios pero  sabe que también hay trolls y pedruscos “on the road”). Así que sin proponérmelo y sin pensármelo, me he puesto a escribir y he empezado a enseñar la patita por debajo de la puerta, sin harina, a pelo, porque ésta, señoras y señores, también soy yo. Ala, ahí lo dejo. Puedes estar o no estar de acuerdo conmigo, te querré igual. Al fin y al cabo, opinar diferente, respetarse y quererse, todo a la vez, tampoco está reñido.

Besos y abrazos apretados. Hasta pronto!